La historia exitosa de un pueblo portugués dedicado al enoturismo

El pueblo luso de Vila Nova de Foz Coa, que limita con la comarca española del Parque Natural Arribes del Duero, se ha convertido en referente de turismo de interior a nivel mundial ya que, con sólo 2.000 habitantes, tiene dos catalogaciones de Patrimonio de la Humanidad.

Situada al norte del país, esta localidad tiene el privilegio de ser la comarca de referencia del denominado Duero Vinhateiro, la región vitivinícola más antigua del mundo, según explicó su alcalde, Gustavo Duarte.

Se trata de una zona donde se produce tanto el vino con Denominación de Origen Douro como el Vino de Porto -desde 1750- y que, gracias a sus parajes escarpados por los que desfila el río Duero con laderas abruptas cultivadas de vides, tiene el marchamo de Patrimonio de la Humanidad.

“Lo más importante es que cada vez se están plantando más viñedos”, explica el regidor, ya que son muchos los empresarios de Europa, Asia o América que llegan a esta comarca del interior de Portugal para levantar bodegas adaptadas para elaborar vino y también para recibir a turistas que practican el denominado enoturismo.

En este sentido, Vila Nova de Foz Coa acoge cada mes de mayo uno de los festivales en torno al vino más relevantes del sector, donde se dan cita los caldos más singulares del mundo.

En esta comarca, el turismo también se ha incrementado sobremanera en la última década, ya que hay miles de visitantes extranjeros que llegan a la región atraídos por los cruceros fluviales.

Se trata de paseos en barco que pueden durar dos horas o una semana, ya que existe la posibilidad de cruzar el Duero, desde Pocinho (frontera con la provincia española de Salamanca) hasta Oporto.

Durante el crucero, los pasajeros pueden disfrutar de las vistas de los viñedos bañados por el río y visitar numerosas bodegas.

El propio Ayuntamiento de Vila Nova dispone de su propio barco, donde, sobre todo de primavera a otoño, ofrecen viajes de hasta dos horas.

 

Además, la comarca de Vila Nova de Foz Coa tiene el privilegio de contar con unos grabados rupestres de entre 20.000 y 30.000 años de antigüedad, que están fechados en el Paleolítico, explica Gustavo Duarte.

“Estos grabados fueron declarados Patrimonio Mundial por la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) en el año 1998”, dijo, antes de explicar que se trata de un conjunto de dibujos grabados sobre piedra de pizarra a lo largo de veinte kilómetros en la orilla del río Coa, que baña esta comarca y que, a la altura de Vila Nova de Foz Coa, desemboca en el Duero.

“Además, tenemos la satisfacción de que, gracias a estos grabados, en el año 2010 fueron declarados Patrimonio Mundial los grabados similares de Siega Verde -en Salamanca-, por lo que es un patrimonio transfronterizo”, precisó el alcalde.

Para conocer con exactitud este tipo de arte paleolítico, la localidad de Vila Nova cuenta con un Museo de Arte Rupestre, donde se da cuenta de este arte milenario sobre roca y cuyas representaciones son, sobre todo, de animales como cánidos, bóvidos, ciervos o caballos, entre otros.

Además, las posibilidades que ofrece el río Duero a su paso por esta zona lusa las han querido aprovechar desde el punto de vista deportivo, ya que han creado un Centro de Alto Rendimiento para atletas, especializado en canoa, remo o piragüismo.

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