Enoturismo, un nicho con gran potencial en América Latina y el Caribe

El enoturismo, también conocido como turismo enológico o turismo del vino, consiste en viajar a una zona vitivinícola para conocer desde adentro bodegas, viñedos, la elaboración y su historia.

En estos viajes el interés o reclamo principal es el vino, aunque este suele ir de la mano de la gastronomía, la cultura y el amor por los entornos naturales.
Se puede decir que el enoturismo surge de la perfecta combinación de cuatro elementos: turismo rural, cultura, gastronomía y, sobre todo, vino.
Un punto a favor es que cualquier época del año es buena para hacer enoturismo, las bodegas se adaptan a las distintas estaciones para ofrecer lo mejor de cada una y no desaprovechar ninguna oportunidad que la estacionalidad brinda.
El enoturismo no solo consiste en visitar bodegas como muchos pudieran imaginar. Dentro del enoturismo hay muchas actividades complementarias que hacen del turismo enológico una experiencia cultural completa.
Son muchas las bodegas que programan actividades como degustaciones y catas, talleres y cursos divulgativos, rutas a caballo o incluso ofrecen la posibilidad de disfrutar de arte y cultura.

Tan fuerte es el interés que ha despertado el nicho que la OMT ha realizado la primera Conferencia Mundial sobre Enoturismo. El evento se llevó a cabo en la región de Kajetia (Georgia) del 7 al 9 de septiembre de 2016 y ha contado con más de 200 participantes, entre ellos responsables públicos y expertos en turismo de casi cincuenta países.
En la última década, el turismo enológico se ha convertido en un componente clave del turismo gastronómico, y en un pilar de las estrategias de diversificación de numerosos destinos. El evento constituyó una oportunidad única para descubrir la riqueza de la cultura local georgiana y para intercambiar ideas innovadoras sobre la promoción del enoturismo entre los destinos que tienen ya experiencia y aquellos con alto potencial en este segmento. Entre los participantes, hubo representantes de ministerios, organizaciones de gestión de destinos y organizaciones nacionales de turismo, operadores turísticos y profesionales de la enología.

“El turismo enológico está íntimamente relacionado con la identidad de los destinos e integra valores culturales, económicos e históricos. Además, constituye un motor fundamental de las estrategias de diversificación, que ayuda a los destinos a enriquecer la oferta turística y atraer a diferentes públicos”, dijo el Secretario General de la OMT, Taleb Rifai.

“El vino y la vinicultura forman parte integral de nuestra historia e identidad, y se han convertido en elementos clave de la imagen de marca de cada nación”.

Especial interés despertó la presentación del prototipo de turismo enológico de la OMT, una herramienta desarrollada por la Organización, que introduce una metodología innovadora para identificar la relación correlativa existente entre las bodegas y su entorno, es decir, su influencia en la historia local y regional, en la socioeconomía y en la cultura. Como explicó Yolanda Perdomo, del Programa de Miembros Afiliados de la OMT, “esta herramienta metodológica, que puede adaptarse y replicarse en diferentes regiones, ayudará a los destinos a promocionarse a través de su marco enológico, que ayudará también a poner de relieve otros aspectos, como la cultura, la historia y la tradición”.

“El turismo enológico es un segmento al alza que se actualiza constantemente, ofrece una extraordinaria diversidad al consumidor y abre oportunidades de negocio a los productores”, afirmó Gustavo Santos, Ministro de Turismo de Argentina, donde se celebrará la próxima Conferencia sobre Enoturismo, en 2017 (provincia de Mendoza, segunda semana de noviembre).

Latinoamérica tiene que trabajar en conjunto para poder comercializar el producto en el exterior porque un turista de Asia o Europa no viene exclusivamente a un destino como Argentina, Chile o Brasil, elige nuestra región. Se deben generar programas que vinculen el enoturismo de los distintos países y potenciar el nicho.

En ese sentido es vital desarrollar experiencias con creatividad y que las mismas mantengan la identidad. No se puede limitar a una simple visita a una bodega, se necesita un salto de calidad. El potencial está.

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