José Carlos Palacios Sommelier
Entramos de lleno en el período vacacional y qué mejor que hacer algo totalmente diferente: el enoturismo, esa forma de vivir entre los viñedos conociendo un poco más de este mundo.
La ruta del vino del Valle de Guadalupe se encuentra a 39 kilómetros yendo por la carretera federal 3 de Ensenada a Tecate, en los ejidos de Francisco Zarco, El Porvenir y San Antonio de las Minas. Ahí se pueden visitar muchos viñedos y elegir bodegas clásicas como L.A. Cetto, productora de la zona.
Lo importante es saber cuáles son las empresas de turismo que los pueden llevar, son muy competitivas y tienen muy buenos precios. Como ejemplo pongo a Los Viajes de Bacco, que ofrece recorrido y degustación por tres vinícolas, visitas guiadas al Museo de la Vid y el Vino en varios idiomas, degustación de quesos artesanales y productos de la región, transportación, guías todo el tiempo y comidas en un total de siete horas.
La idea es hacer base en Ensenada y pernoctar en el Hotel Coral Marina, a la entrada del puerto, uno de los únicos que cuenta con una marina amplia para 400 barcos, vista increíble y una gastronomía de maravilloso nivel. Dispone de spa, piscina y sauna. Aprovechando que están por allí, vayan a comer con Marcos Marín, yucateco de corazón, en el restaurante de la vinícola El Cielo, donde se luce noche a noche con platillos típicos de Baja California con un toque de comida yucateca.
En estos tiempos, el turismo del vino tiene muchas probabilidades de desarrollarse aún más. Algunos estudios han demostrado que representa una posibilidad más que viable para incrementar el turismo y los beneficios promocionales que obtienen las vitivinícolas.
Hay una segunda ruta importante que comprende los municipios de Parras, Arteaga y Saltillo, en Coahuila. Una tercera ruta se extiende por los municipios de Ezequiel Montes y Tequisquiapan, en Querétaro.
Hay dos más: una por Aguascalientes y la última por las regiones de Ojo Caliente y el Valle de Macarena en Zacatecas.