Santa Elena, ¿nuevo paraíso turístico?

Perdida hoy a cinco das de barco de Ciudad del Cabo, Santa Elena suea con convertirse en un destino turstico con la apertura de un aeropuerto en 2016, pero nada o casi nada est listo para una llegada masiva de visitantes en esta pequea isla britnica de 4.200 habitantes.

“Si llegramos a recibir 30.000 turistas por ao, los economistas dicen que la isla podr ser autosuficiente” y prescindir de las subvenciones de Londres, seala Cathy Alberts, la directora de la oficina de turismo. Eso es un promedio de 600 visitantes semanales.

La cifra pone nerviosos a los isleos, puesto que Santa Elena recibe ahora 1.500 visitantes anuales.

“Se imaginan el caos en las carreteras con 30.000 turistas?, ironiza Niall O’Keeffe, el director de la empresa de desarrollo local Enterprise St Helena.

Aunque en esta roca de 18 kilmetros de largo por 8 kilmetros de ancho situada en medio del Atlntico todo queda cerca, las carreteras son particularmente estrechas y siempre con pendiente.

El sistema vial no es el nico problema en este territorio britnico de ultramar. Tampoco hay nada previsto para recibir ms gente en esta isla tropical sin playas ni cocoteros. Las tiendas estn a menudo vacas, es mejor avisar antes para poder comer en un restaurante, solo hay un banco y ningn cajero, la conexin a internet es lenta y costosa

Despus de haber publicado un plan de desarrollo particularmente ambicioso -el auge del turismo tena que dar trabajo a los isleos expatriados en Ascensin o en las Malvinas- las autoridades locales son ahora ms prudentes.

“Dentro de diez aos veo Santa Elena mucho ms animada, con ms gente, ms restaurantes y ms tiendas”, predice en voz alta el gobernador Mark Capes. “Pero no ser un big bang, no ocurrir de la noche a la maana”.

Con la apertura del aeropuerto, prevista para febrero del ao que viene, la isla tendr inicialmente una conexin semanal desde Jonannesburgo.

Concretamente, transportar cada semana ms o menos el mismo nmero de pasajeros que el barco actual, que solo llega una vez cada tres semanas. Los profesionales creen que habr ms turistas a bordo, porque la travesa en barco exige tener por lo menos diez das por delante, y bastante desembolso tambin.

– Supermercado y telfono mvil –

Los visitantes podrn disfrutar de seis das de estancia en la isla, suficiente para conocer este lugar extrao donde uno pasa en escasos kilmetros de pastos que recuerdan a Irlanda a casi desiertos que dominan el mar.

Podrn recogerse ante la antigua tumba de Napolen, visitar la casa donde muri el emperador francs que estuvo desterrado en Santa Elena de 1815 a 1821, hacer senderismo, submarinismo, fotografiar aves o ir a ver delfines.

Se habla ya de un segundo vuelo, que a los hoteleros les gustara que conectara con el Reino Unido, la madre patria de la que proceden la mayora de los turistas.

“Para tener dos vuelos semanales, tendremos que duplicar la capacidad hotelera”, advierte sin embargo Dax Richards, responsable de las finanzas del territorio.

Un edificio histrico debe ser transformado prximamente en hotel en el centro de la capital, Jamestown, pero la isla solo ofrece por el momento 85 camas, adems de un puado de apartamentos de alquiler.

Santa Elena tambin deber invertir en infraestructuras, carreteras, agua, electricidad y alcantarillado, entre otros. Un gasto excesivo que va en contra de la tendencia a reducir la dependencia de Londres, que le proporciona actualmente 60 millones de libras (88 millones de dlares, 83 millones de euros) anuales, el grueso de sus ingresos.

Sobre todo que algunos profesionales del turismo temen que los futuros visitantes que lleguen en avin se vayan decepcionados. Qu reaccin tendrn por ejemplo cuando vean que no se hace nada ante las basuras acumuladas en Jamestown y en sus inmediaciones.

Otros habitantes temen simplemente que la isla pierda su alma.

“Espero que no perdamos nuestra cohesin, nuestro sentido de la solidaridad”, explica el gua Basil George. “Es lo que me da miedo del aeropuerto, no el aeropuerto en s”, agrega.

La revolucin est ya en marcha, con la llegada anunciada de un primer supermercado moderno a Longwood, muy cerca de la casa de Napolen, o la transformacin de una ferretera en bar de tapas en la capital.

Y Santa Elena tiene pendiente otra revolucin importante para antes de fin de ao, la llegada del telfono mvil.

liu/cpb/ra/pc

1994-2015 Agence France-Presse

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